No puedo menos que reconocer que la Providencia ha derrochado sobre mi todo género de bendiciones sobre mí, inmerecidas todas. Tengo una familia de vínculos sobrenaturales -la Obra, que es, sin duda alguna el mejor sitio para vivir y el mejor sitio para morir. Muchos hombres y mujeres jóvenes acuden a diario a mi ministerio sacerdotal. En el año 1982 fui nombrado capellán de la Universidad Panamericana, uno de los mejores sitios del mundo. Allí permanecí hasta el 2008, en el que me trasladé a la sede de Aguascalientes de la misma Universidad, donde permanezco al día de hoy. Acuden a mí muchos jóvenes, ellos y ellas. Sobre todos ellos ejerzo una gozosa paternidad espiritual. Con todos ellos comparto alegrías y también penas, pero sobre todo alegrías. Cuando miro alrededor y veo lo difícil que a veces puede parecer la vida para muchas personas, no puedo menos que agradecer, agradecer y seguir agradeciendo a Dios por tantas cosas buenas. Un regalo de la Providencia es el hecho de que desde que me ordené, estoy dedicado a la pastoral universitaria. Desde 1982 hasta 2008, en la UP México y a partir de agosto de 2008 en la sede de la UP en Aguascalientes.
No puedo menos que reconocer que la Providencia ha derrochado sobre mi todo género de bendiciones sobre mí, inmerecidas todas. Tengo una familia de vínculos sobrenaturales -la Obra, que es, sin duda alguna el mejor sitio para vivir y el mejor sitio para morir. Muchos hombres y mujeres jóvenes acuden a diario a mi ministerio sacerdotal. En el año 1982 fui nombrado capellán de la Universidad Panamericana, uno de los mejores sitios del mundo. Allí permanecí hasta el 2008, en el que me trasladé a la sede de Aguascalientes de la misma Universidad, donde permanezco al día de hoy. Acuden a mí muchos jóvenes, ellos y ellas. Sobre todos ellos ejerzo una gozosa paternidad espiritual. Con todos ellos comparto alegrías y también penas, pero sobre todo alegrías. Cuando miro alrededor y veo lo difícil que a veces puede parecer la vida para muchas personas, no puedo menos que agradecer, agradecer y seguir agradeciendo a Dios por tantas cosas buenas.
ResponderEliminarUn regalo de la Providencia es el hecho de que desde que me ordené, estoy dedicado a la pastoral universitaria. Desde 1982 hasta 2008, en la UP México y a partir de agosto de 2008 en la sede de la UP en Aguascalientes.