Fernando García Pravia



Fernando García Pravia 

Mi vida sacerdotal está ligada a Galicia. Fui a Roma desde La Estila y al volver de Roma, después de un año en Aralar, volví a La Estila; eso sí, a una habitación distinta. 

Luego tuve la suerte de comenzar la labor estable en Orense (hay un artículo en Crónica: "Ya estamos en Orense", que sirvió para afinar el humor a algunos). Después estuve de capellán en el colegio Las Acacias de Vigo y luego fui a Santiago a atender centros de estudios (en Vigo estuve 7 años y en Santiago 13). 

Desde Santiago atendí 4 años la labor de Lugo. Por fin volví a Vigo, al mismo colegio de Las Acacias y luego a una obra corporativa de FP que se llama Aloya. En este año estreno otras labores. 

He dejado de jugar al fútbol hace un poco, pero fue por prescripción del acompañamiento, como se dice ahora. En lugar de eso corro, que siempre es más inocuo y aburrido. Cuando cumplí cuarenta, me pareció oportuno hacer una variación y me pasé a la pintura, quizá con cierto éxito: hay varios cuadros de nuestro Padre en Centros. 

Ahora me he aficionado al hebreo porque se me metió en la cabeza leer la biblia en el original: ha sido un pensamiento del que no sabía lo que cuesta. Ofrezco, cuando lo termine, -calculo en seis meses-, un diccionario hebreo-español de solo 1000 páginas (ya casi he terminado un diccionario hebreo-inglés, de igual tamaño). 

Por lo demás, encantado de la vida presente y futura, todavía mejor. No sé cómo dar las gracias a compañeros grandes pero sí voy a encomendaros a todos.

Comentarios